Un Empujoncito a la Derecha

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Si quieres ver lo que 10 años de Socialismo del Siglo XXI le hace a un país, no necesitas buscar más allá de Venezuela. Desde que Hugo Chávez asumió el poder en 1999, el país comenzó a caminar en un sendero hacia la autodestrucción. Para el 2009, era obvio que la única salida sería la eliminación de Chávez. Cuatro años mas tarde, Venezuela recibió un salvavidas: Chávez falleció. La mayoría de los analistas políticos y económicos al rededor del mundo consideraron que este era un punto de inflexión porque, fuera de bromas, no podría haber nadie peor que Chávez para gobernar a los venezolanos … ¿o lo habría? Hace su ingreso, el sucesor de Chávez: Nicolás Maduro.

Discípulo de Chávez, e idólatra de Castro, Maduro terminó de ponerle los clavos el ataúd de Venezuela. Hay disturbios en las calles, no hay comida, ni medicinas, ni empleo, ni prospectos de trabajo. Cualquier venezolano que pudo, abandono el país convirtiendose en la mayor fuga de capital humano en la historia del país. Todo esto mientras Venezuela ostenta la mayor reserva de petróleo del mundo.

Venezuela parece ser un país que no aprende de sus errores.  Otro país que no aprende de sus errores es Ecuador.

Ecuador de hecho, parece no aprender ni de sus errores ni de los errores de los demás.  En el 2007, mientras el Chavismo andaba rampante en Venezuela, y los efectos nefastos del Socialismo del Siglo XXI eran evidentes a observadores tanto dentro como fuera del país, Ecuador procedió a elegir a Rafael Correa, un autodenominado admirador de Castro y seguidor de Chávez.

Durante los siguientes 10 años, Correa se dedicó a expandir el tamaño del estado, creando un sector público que llego a representar un tercio del tamaño de la economía, incumplió los pagos de la deuda externa, dilapidó las arcas del gobierno, incremento tarifas y aranceles, creó una serie de trabas burocráticas que imposibilitaron la creación de negocios, sofocó y reprimió a los partidos de oposición, y por supuesto llenó sus bolsillos y los bolsillos de todos aquellos cercanos a él en el proceso.

Luego, en el 2017, contra toda lógica, Ecuador vota por el sucesor de Correa: Lenin Moreno.  Decir que la elección fue dudosa es quedarse corto, pero el hecho que Ecuador haya elegido a Lenin Moreno por encima de Guillermo Lasso, uno de los banqueros mas exitosos del país y un fiel representante de la derecha política y economía, son muestra fehaciente de que, así como su “Hermano Bolivariano”, Ecuador no aprende de sus errores.

Pero a principios de este mes leí una noticia que me tomó por sorpresa: Moreno esta planeando abrir el país a la empresa privada. Su plan, básicamente, es incentivar la inversión privada en los sectores petrolero, infraestructura, y telecomunicaciones al tono de $7 mil millones en los próximos 3 años.  Además de eliminar siete de las 22 empresas públicas, dejando “únicamente aquellas que sean rentables”. Prometió recortes importantes en el gobierno central diciendo: “Nos vamos a desprender de ministros, secretarios, viceministros, y subsecretarios” – lo cual no es una mala idea, considerando que Ecuador cuenta con un “Ministerio de la Felicidad” conocido también como la Secretaria del Buen Vivir entre otras cosas que desafían la imaginación. Además de cerrar ministerios y reducir personal, hay planes de vender activos fijos lo cual debería recaudar algunos cientos de millones de Dólares.

Moreno le dió la espalda a las fuerzas que lo eligieron, al partido que lo apoyo y especialmente al presidente que fue su mentor.  No solo planea deshacer mucho de lo que hizo Correa, pero en Febrero – en lo que muchos consideran un golpe fatal a las futuras aspiraciones de Correa – Moreno ganó un plebiscito limitando el número de períodos presidenciales a dos.

Como observador internacional con fuertes lazos con la República Bananera y un capitalista acérrimo, nada me produce más placer que leer que alguien le vio la cara a la izquierda, y ahora promociona una agenda capitalista. Me recuerda el episodio de Alf cuando, después de la graduación, abandona su atuendo hippie revelando un traje y corbata que llevaba debajo, y le dice a Willie que consiguió un trabajo como corredor de bolsa.

“Algunos decepcionados miembros del partido lo están llamando un lobo disfrazado de oveja, yo lo veo más como Adam Smith disfrazado de Karl Marx”

Algunos decepcionados miembros del partido lo están llamando un lobo disfrazado de oveja, yo lo veo más como Adam Smith disfrazado de Karl Marx. ¿Debería estar tan emocionado con todo esto? Bueno, si algo nos ha enseñado la historia es que, si algo es demasiado bueno para ser verdad, entonces probablemente no lo sea. Y si hay alguna forma de arruinarlo, Ecuador la encontrará.

Mis amigos y conocidos en Ecuador tampoco son tan optimistas al respecto, ellos prefieren el enfoque de Santo Tomás “ver para creer”

Solo el tiempo lo dirá, pero voy a mantener mis ojos y odios abiertos en este espacio para ver como se desenvuelve esta historia.

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